Incentivar el teletrabajo podría revitalizar a la “España vaciada”.

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  España tiene una asignatura pendiente con el teletrabajo. Mientras que en el resto de Europa es una mecánica que se utiliza en mayor medida aquí, aun en los tiempos que corren en los que la tecnología facilita mucho el trabajo, el porcentaje de empresas, e incluso de Administraciones, que hacen uso de esta herramienta sigue siendo relativamente bajo.

    Por desgracia, pues ha sido como consecuencia de una pandemia, muchas empresas y Administraciones públicas se han visto abocadas a utilizar el teletrabajo como medida de seguridad socio-sanitaria para evitar posibles contagios y dotar de tranquilidad a trabajadores, funcionarios, clientes y usuarios de servicios públicos.

    Se ha podido verificar que el teletrabajo supone ahorro de costes tanto para empresa como para trabajador. Por ejemplo, mientras la empresa obtiene un ahorro en costes como electricidad e instalaciones el trabajador obtiene el ahorro en gastos de transporte y en no verse obligado a comer fuera de casa.

    Por otro lado, el teletrabajo (en los sectores en los que se puede implementar, lógicamente) presenta ventajas a nivel de calidad de vida; el trabajador puede dormir más horas a lo largo de la semana o puede dedicar el tiempo que ayer dedicaba al desplazamiento a otras tareas más interesantes. Asimismo, los niveles de contaminación y los atascos se reducen considerablemente.

    A lo largo de los últimos años la España rural ha vivido otro éxodo como el que acaeció durante las décadas de los sesenta y setenta. Cada vez los pueblos presentaban menores oportunidades a nivel laboral, económico y social, lo que ha convertido a muchos municipios en auténticos desiertos sin prácticamente vida durante muchas épocas del año, especialmente el invierno.

    Incentivar el teletrabajo ayudaría a revitalizar lo que coloquialmente se conoce como “España vaciada”. La vida en los pueblos es más tranquila, más barata y en muchas ocasiones hasta más sana. Tener la posibilidad de trabajar desde casa invitaría a muchas familias a instalarse en municipios de la España rural ya que no tendrían que residir en grandes ciudades como consecuencia de que allí está el trabajo, sino que el trabajo estaría en sus casas.


Juan D. Fdez-Cabrera Bermúdez

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