De un país de ahorradores a uno de inversores.

 


    España siempre ha sido un país en el que los ahorros se han canalizado, principalmente, a través de depósitos a plazo fijo y cuentas corrientes o bien a través de inversiones en bienes inmuebles (apartamentos, locales comerciales, naves industriales, etc.).

    Llevamos varios años en los que los depósitos a plazo fijo ofrecen rentabilidades muy escasas. Pocos son los bancos, si acaso los digitales, los que ofrecen una pequeña rentabilidad (a doce meses no supera el 0,80% anual). De esa rentabilidad habría que descontar la pertinente retención del 19% en concepto de rendimiento del capital mobiliario.

    En los momentos actuales, tras años de incremento de los precios de los inmuebles así como de los alquileres, se abre una etapa de incertidumbre como consecuencia de las repercusiones que está ocasionando, tanto económicas como sociales, el COVID-19. Si se fomenta en masa el teletrabajo sobrarán locales comerciales y oficinas así como, de igual forma, muchas personas abandonarán las grandes urbes trasladándose a las zonas rurales. Ello supondrá un exceso de oferta de inmuebles en las ciudades y una caída de la demanda lo que conllevará, seguramente, una caída en los precios.

    Por lo tanto, una de las vías de inversión que se abre, con más fuerza todavía y por imperiosa necesidad, es la inversión en compañías cotizadas tanto nacionales como extranjeras. Si se quiere obtener un plus de rentabilidad decente y además contribuir a la riqueza nacional (europea y/o mundial) habrán de canalizarse parte de los ahorros en, por ejemplo, compañías eléctricas (cada días más necesarias), tecnológicas (en España han nacido aplicaciones que han revolucionado el mercado como Bizum o Glovo) e incluso a empresas ahora muy necesitadas de capital, las turísticas, que por muy mal que lo puedan estar pasando este año seguramente resurgirán de sus cenizas.

    Estas inversiones se pueden realizar de forma directa, comprando acciones de la compañía cotizada que se estime por conveniente, o a través de fondos de inversión. En relación a los fondos de inversión, hay que recordar que España ofrece una ventaja muy provechosa para el inversor ya que se pueden efectuar traspasos entre diferentes fondos sin coste fiscal (solamente hay peaje fiscal cuando se reembolsan las participaciones con plusvalía del fondo en cuestión).


Juan D. Fdez-Cabrera Bermúdez

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