Podemos tener un mundo mucho más verde y es más sencillo de lo que parece.

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    Todos, realmente, queremos un mundo menos contaminado y con mayor presencia de la vegetación, la cual, en una correcta simbiosis con el ser humano, nos aporta muchísimas ventajas para nuestro organismo además de alegrarnos la vista.

    Posiblemente complicamos más las cosas de lo que deberíamos. Podemos tener un mundo mucho más verde y es más sencillo de lo que parece. Por ejemplo, en España, las Administraciones públicas poseen enormes cantidades de suelo público -especialmente los ayuntamientos- desaprovechadas.

    Podría hacerse uso de una gran parte de ese suelo público para plantar a gran escala diferentes tipos de árboles, plantas y flores (acordes con el clima en cuestión, lógicamente). Todo lo que nos aportaría esta política serían ventajas; la contaminación de los municipios se reduciría amén de aportar una imagen mucho más sana a los pueblos y ciudades.

    Esto es posible y se puede conseguir en un plazo de tiempo bastante reducido. Solamente hace falta voluntad e impulso por parte de autoridades y ciudadanos. Son tantos los elementos positivos que deberíamos ponernos manos a la obra cuanto antes; en pocos años nos preguntaríamos cómo no lo hemos hecho antes.

    Acabar, cuanto antes, con la contaminación debe ser una prioridad. Pero ello ha de hacerse más bien desde la imaginación y los incentivos antes que hacer uso del mecanismo siempre desagradable de la prohibición. Por ejemplo, si se quiere incentivar el uso del vehículo híbrido o eléctrico en detrimento de los que utilizan gasolina o gasóleo podría utilizarse la fiscalidad como herramienta incentivadora.

    Se podría establecer un tipo de gravamen del Impuesto sobre el Valor Añadido del 10% en el caso de los vehículos híbridos o eléctricos y mantener el 21% en los vehículos de gasolina o gasóleo. Ese ahorro del once por ciento impulsaría a muchos consumidores a decantarse por vehículos de la categoría señalada en primer lugar. Los incentivos siempre serán mejor recibidos que las prohibiciones.


Juan D. Fdez-Cabrera Bermúdez

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