A propósito de la fotografía de Vogue de la República Dominicana.

A propósito de la fotografía de Vogue de la República Dominicana.




Imagen propiedad de Álvaro García Sánchez. Para ver más imágenes pulse aquí.


    Muchas han sido las críticas, y no exentas de razón, a la revista Vogue por su publicación referente a las playas de República Dominicana. Considero que estas críticas no están exentas de razón porque si se quiere realizar un reportaje criticando la contaminación y los residuos que destruyen el ecosistema de una playa hay otras formas de hacerlo.

    Lo que consiguió la revista Vogue, por un lado, fue plasmar un contraste entre unas playas limpias, sin ningún tipo de residuo y con aguas cristalinas frente a otra, la dominicana, que presentaba una imagen totalmente diferente, cuando todo el que haya transitado por este bello país sabe que la inmensa mayoría de sus playas son bonitas, limpias, acogedoras y se ven rodeadas por unas aguas totalmente transparantes.

    Por otro lado, lo que consiguió la revista en cuestión, fue despertar el sentimiento herido de un pueblo ante lo que consideraron un enorme agravio ya que, y eso ellos lo conocen mejor que nadie, son sabedores de que viven en un país en el que la belleza de paisaje son dignos de admirar. Un país con unas playas envidiables propias del paraíso al que todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos soñado con escapar.

    No obstante, el motivo de esta publicación no es solamente destacar las bondades de las playas de la República Dominicana, algo de sobra conocido, bondades que no reflejan la publicación de la revista Vogue. Lo que se observa en la controvertida publicación es una excepción a la tónica general de este país. En cualquier caso, esta publicación pretende hacer un llamamiento a las autoridades y clase política dominicana.

    No es normal que, en el año 2020, todavía no se haya implementado el reciclaje separando vidrio, plástico, cartón y papel, de los residuos orgánicos. Esta cuestionable publicación de la revista Vogue no solamente debe despertar el sentimento herido del pueblo dominicano sino sus exigencias a la clase política para que implemente en cada municipio un sistema de gestión de residuos sostenible con el medio urbano y la naturaleza.


Juan D. Fdez-Cabrera Bermúdez

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